«11. Pero nadie vio nunca a Sócrates hacer nada contra piedad o religión ni le oyó decirlo. Ni aun siquiera acerca del ser del universo se dedicaba a hablar, a la manera que hacían casi todos los otros, especulando sobre cómo el llamado por los intelectuales cosmos se había originado ni en virtud de qué fuerzas se producen los diversos fenómenos celestes; aún más, a los que cavilaban en semejantes cosas los convencía de insensatos. 12. Con que lo primero averiguaba acerca de ellos si era que por ventura persuadidos ya de saber bastante de los asuntos humanales, pasaban a preocuparse de semejantes temas o bien, dejando de lado los humanos asuntos, consideraban en cambio que lo que procedía era investigar en los divinos. 13. Con asombro se preguntaba si no era para ellos evidente que esas cosas no les es posible a los hombres averiguarlas: pues bien que hasta los que con más conocimiento hablaban en lo tocante a ellas no tenían entre sí concordes pareceres, sino que era igual a la de los locos la manera en que los unos a los otros se oponían. 14. Pues de los locos -decía él- hay unos que ni de lo que hay que tener miedo tienen miedo y otros en cambio que temen aun aquello que no hay por qué temer, o también a los unos ni en medio de la gente se les antoja vergonzoso decir o hacer lo que sea, mientras que haga falta, y asimismo, mientras unos no respetan ni sagrado ni altar ni ninguna de las cosas divinas, otros en cambio, adoran hasta piedras y maderos con que tropiecen y animales; así también -decía- de lo que anda afanándose en torno al ser del universo los unos tienen opinión de que lo que es es uno solo, los otros de que son en número infinito; unos también que todo se está moviendo siempre, otros en cambio, que nunca puede moverse nada; y unos , en fin, que todas las cosas están naciendo y pereciendo continuamente, mientras otros que nada puede nacer jamás ni perecer.»

 

(Jenofonte, Recuerdos de Socrates. Traducción: Agustín García Calvo. Biblioteca General Salvat. 1971- La cita pertenece al Libro Primero, pp. 16-17 de la edición.)