A las ocho de la mañana él ya la mira embelesado,
en mitad de la plaza, y la besa en los labios.
No quiere perder tiempo en las palabras:
se las escucho breves, musitadas, a orilla de los besos.
Ojala no llegara el tranvía. Veo el mar de puntillas
sobre los rompeolas. Veo besos
y ojos como insectos entre flores en este equivocado
mes de octubre. Ojala no llegara la puerta
por donde habré de hacer mi mutis en la escena.
Mi vida accidental tiene un ala cortada
y casi cualquier hora me parece temprano.
Pero siempre he querido orillas como besos
y he deseado besos que me anudaran mares a la lengua.
Las palabras
no importan si no tienen espuma.
Ojala mi tranvía traiga un ala en la frente.
- ¿dónde?
- ¿cómo es el mar que es un ala?
- ¿y el ala del mar?
- ¿y el tranvía ¿¿¿¿¿¿¿
: /Azurro (Celentano, off course) , ya sabéis:) me priva esta canción ///
2 comentarios
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marzo 15, 2009 a 10:07 pm
Bel
Había dejado un comentario aquí, estaba segura, sobre el poema que me había encantado, y Lisboa, y los tranvías, y Praga y Azurro. Siento que haya desaparecido. Puedo intentar recordarlo, pero ya no es lo mismo.
Un abrazo, Luisa.
marzo 15, 2009 a 10:22 pm
Luisa
Querida Bel,
Siento lo del comentario. No ha desaparecido en realidad, pero no puede verse. Para mantener la estructura de La arquitectura … tengo que ir sustituyendo las entradas. No se trata de construir una estructura de puro blog. Por eso las voy sustituyendo y pasan al índice lateral. Lo que ocurre es que en ese indice debo incluir otra tipología de plantillas para que sean accesibles tal y como están y en esa plantilla no hay comentarios, bueno tendría que ir pasando uno a uno los que se han incluido en las entradas.
Es muy posible que cuando La arquitectura termine sus entregas semanales (ya no queda mucho) deje todo accesible, si puedo hacerlo técnicamente.
Tu comentario era francamente una gozada.
Un abrazo