Al atardecer de este día, he cerrado los ojos de la penúltima persona que quedaba viva sobre el planeta. El cielo es naranja y la tierra gris. Comienzo a caminar, mientras dispersas, intermitentes y aleatorias explosiones alivian el silencio de la eternidad.

 

 

 

 Fotografías: Monasterio de Rueda (Zaragoza),
por Miguel Angel Latorre (copyleft)